Monday, January 7

(Insert Title 03)

Los baños ya estában arreglados jojojo!
Al fín, después de tanto tiempo estabamos estrenando baños (: y lavamanos! yeah!
Pero por extrañas circunstancias la dirección estaba a un lado de estos...
Todos firmamos unos documentos. Y para que tú pudieras estar en aquella presentación, tenías que firmarlos tambien.
Ibas caminando con alguien más entre la multitud por ese pasillo. Me armé de valor y toqué tu hombro. Me puse frente a tí y me disculpé, jalándote del brazo hacia las oficinas de los directivos. Tu te reiste, estabas desconcertado. Yo también me reí y te dije que era necesario, tenías que firmar esos papeles. Eras de los pocos que hacían falta de firmar.
Lucías más joven que ahora. Entramos a las oficinas (tú, yo, y la persona que iba contigo. Era una chica) De inmediato me dirigí a la secretaria que se encontraba en un costado de la grande habitación. Le dije que faltabas de firmar. Pidió tu nombre y apellido. Luego te buscó entre un montón de hojas apiladas. No tardó mucho en encontrarte, pues al faltar de firma tu nombre estaba entre las primeras hojas. Te acercaste de un muy buen modo y sin perder tiempo llenaste el papeleo. No recuerdo bien de que hablábamos, pero yo estaba entre felíz y nerviosa. Tu jugabas conmigo y con tu acompañante. Recuerdo tu sonrisa.
Al lado había una gran ventana, que daba al aún más grande patio. Estabamos en un.. ¿segundo, tercer piso? Luego de las rejas que delimitaban el patio, estaba la calle. La angosta calle que a esa hora era muy concurrida. En la otra acera había una barda.
Ya casi era la hora de salida, era casi seguro que al estar los tres juntos, tendríamos que acompañarnos al menos hasta la avenida.
Pero el evento para el que habías llenado la documentación se adelantó al último momento, y nos informaron que debíamos ir de inmediato al auditorio.
Ya ahí no recuerdo bien lo que pasó. Tampoco sé de qué rayos trató el evento, créeme, no estaba poniendo ni tantita atención. Yo me senté en la primera fila. Tú y tu amiga femenina se sentaron más atrás, para desgracia mía.
Y para arruinar más mi existencia, ustedes se la estaban pasando muy bien. No dejaban de jugar y cantar.
Me dió sed y me dieron ganas de comer algo, así que salí a comprar.
Cuando regresé, ustedes se habían cambiado de asiento. Estaban más atrás para que quien daba la conferencia no notara su falta de atención.
Al momento en que entré, tu susurraste mi nombre para que volteara hacia ustedes y me sentara cerca. Ese fué un lindo detalle.
Me senté adelante de tí. Al rededor había pocas personas, pero nosostros al ser los útimos, recibíamos cierta cantidad 'extra' de atención. Los de atrás generalmente son los más revoltosos. Yo opté por ignorarlos tanto a ustedes como al expositor. Fingía atenderlo, pero en realidad solo estaba inmovil, muriendome de celos por dentro. Tu me hablaste, pero yo no quice voltear.
No quería que me llamaran la atención y mucho menos que me cambiaran de lugar lejos de tí.
Giré un poco hacia ustedes y les dije que no jugaría, y que era mejor que hicieran lo mismo. Así conservaríamos nuestros asientos y no nos regañarían frente a todo el público presente. Tu amiga se calmó y se sentó de mal humor. Tú al no tener más alternativa te sentaste tambien. Después de unos segundos te acercaste más hacia adelante y de pronto recostaste tu cabeza en mi hombro. Luego te recargaste en mi cuello, tus barbas y tu larga cabellera china me hacían cosquillas en la oreja. No dejabas de hablar en mi oído. Te valanceabas, hacías movimientos con tu mandíbula, ruiditos con tu boca. Te paraste de tu butaca y te hincaste en la alfombra. Introduciste tus brazos en las hendiduras que formaban los brazos de mi asiento y los de los lados, y me abrazaste por la cintura. Yo te dije que ya te sentaras correctamente porque si no nos regañarían a ambos. Entonces picaste mi estómago con tus rasposos dedos de guitarrista. Te repetí que te estuvieras quieto, y como no me hiciste caso, tomé tus manos con las mías y las saqué por las hendiduras de los acientos. Pero tu no me soltaste, tus manos seguían agarradas de las mías. Luego comenzaste a jugar con ellas. Las acariciabas, les dabas pequeños piquetitos y cosquillas, entrelazabas tus dedos con los míos, etc.
¡Ah! ¡tus suaves y húmedas manitas sobre las mías! Qué momento tan lindo, no pude evitar el seguir tu 'juego', pero sin desatender la exposición. Yo seguía bien sentada, con la vista al frente, oyendo lo que hablaban. No escuchaba, no prestaba atención. Estaba muy concentrada jugando contigo, viendo de soslayo como la tipa que según venía contigo estaba siendo desplazada por mí, sintiendome felíz de que yo aún sin ponerte tanta atención recibía mucho más cariño que ella. No podía evitar sentirme contenta de que en vez de seguir tus pláticas tontas con la tipeja, estabas más cerca de mí. Ella sólo estaba ahí sentada, con los brazos cruzados, refunfuñando y con una muy desagradable expresión en su rostro.
Tú parecías haber olvidado lo que pasó entre nosotros en el pasado, todo ese lío. Ahora hasta te habías puesto en cunclillas sobre la alfombra, recargado en mi hombro, hablandome al oído y acariciando mis manos.

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Hoy me diste fuerzas, me tranquilizaste, y me puse melancólica cuando escuche tu suave voz a través de esa "bocina"...
Y es por eso que te agradesco el haber llegado a mi, el que te hayas atrevido a hablarme sin un buen pretexto. Te agradesco el haber sido la parte más importante en mi vida, y te agradesco que la hayas destrozado. Gracias por haber terminado con todo este sueño hecho realidad, gracias por haber forjado en mí lo que con tanta ímpetud has destruido. En serio, muchas gracias por haberme permitido ser felíz en esa etapa, que aunque aún me cuesta trabajo dejar atrás, acepto con una sonrisa.

Descuida, seguirás teniendo mi apoyo. ¡Nunca olvidaré tus manitas mojaditas y suavecitas! Tampoco olvidaré tu cabello despeinado, ni tus dedos rugosos, ni el sonido de tu melodía. Tampoco tu voz ni tu idioma. Me enseñaste muchas cosas, y eso lo llevaré conmigo por el resto de mi vida. (:

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