No es por hacerse ilusiones, pero ahí va...
Nunca dio indicios de nada, ni una mirada, ni un choque, nada.
Hoy hubo otros colores, otra forma, otro peinado. Me senté indiferente en ese cuadro, esperando el mismo vacío de costumbre. Revisaba páginas, procurando no voltear hacia atrás, sólo escuchando pedazos de conversación. De vez en cuando veía de reojo para apreciar el atado de su cabellera lacia y obscura. Entonces nuestras miradas se cruzaron. Y en varias ocasiones siguientes ocurrió lo mismo. Se puso de pié, dejando su mochila, justo después de murmurar algo al oído de su compañero.
Se fue por unos instantes, mientras el otro sujeto se cambió de lugar, al lado izquierdo del aún especial cuadro. Regresó, y se sentó prácticamente frente a mí, donde pude sentir el peso de su mirada.
Procuraba no verlo, fingir no percibir nada, por miedo a que todo fuera una equivocación. Entonces se giró completamente en dirección a mí, subiendo su pierna al cuadro. Se quitó sus gafas rojizas, se soltó el cabello y jugueteó con las mangas de su playera negra. Ambos nos vimos. Sosteniendo su mirada mantenía una conversación con un par de individuos más que hacía no mucho se habían anexado, después de estar detrás del vidrio del pasillo.
Horas más tarde, me encontraba acomodando esas páginas en la por alguien denominada jaula. Volteé hacia mi lado derecho y ahí estaba de nuevo el. A menos de dos metros de distancia en el cuadro de al lado.
Se volteó hacia el lado contrario cuando mi mirada lo encontró.
Se puso de pié y se alejó pasando muy cerca de mí. Iba para todos lados. Se sentó en otro cuadro, y veía hacia acá. Luego volvió a caminar y ésta vez se sentó en el suelo con otras personas. Se situó en la orilla de los sentados, quedaba justo enfrente de mí. No dejábamos de mirarnos. Después un no muy amigo mío llegó, y en su selfish actitud jugueteó con mi mano y tomó asiento. Él, desde el piso, seguía observando. Luego tuve que irme.
Un rato después bajé y me quedé en otro cuadro, yo con mi mochila y mis chunches. En un intento de no aburrirme saqué mi celular y comencé a husmear entre los recovecos de mi lista de contactos. Algunos minutos más tarde, volteé a la reja para ver si ya era tiempo de irme, y oh rayos... allí estaba el, a un lado de mí con algunas personas más. Volvimos a mirarnos. Caminó y volvió a pasar bien cerca de mí. Yo seguía jugando con mi celular. Levanté la cara para recoger el cabello que se me había venido a la cara, y me encontré con su mirada, el venía de regreso. Nos miramos de nuevo, y de nuevo bajé la cabeza y seguí en mis asuntos, ignorándolo. Entonces llegaron por mí y tuve que irme. Al salir de la escuela ví unos documentos en el cuadro en el que yo estaba, y me detuve unos segundos para percatarme que no eran míos. El se puso de frente y nos vimos a través de la reja.
Sólo deseo que no haya sido una alucinación, ya quiero que sea lunes, a ver qué pasa. Ojalá y la situación prosiga. (:
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