Tuesday, July 1

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Y otra vez llegaste al anochecer.. Quizás por lo que ocurrió ayer, por todas esas horas felices y momentos recordados, no lo sé. Pero estoy segura de que no es la primera vez que me permites sentir esa sensacion tan extraña.. ese efecto que me hace querer huir de todo para regresar a lo que se ha esfumado, esa impresión que me ordena quedarme contigo y dejarlo todo atrás... En esta ocación yo llegué después de ti. Muchas más personas habían llegado ya, y continuaban haciendolo. Cada vez eran más, pero ya no aquella gigantesca multitud como en las ocaciones pasadas. Esta vez fué más privado. Las luces amarillas iluminaban tu rostro mientras sacabas tu arma de su estuche. La acomodaste e hiciste varias pruebas, arreglabas los defectos y perfeccionabas el sonido. La gente te hablaba y tu les sonreías, como siempre.
Poco a poco fueron guardando silencio, y se fueron acomodando en sus asientos. Las luces se apagaron y en su lugar aparecieron poco a poco pequeños destellos blancos y de colores tenues que solo fulguraban sobre tí. Yo me acomodé detrás del bullicio, para que no te percataras de mi presencia. Procuraba no moverme demasiado, no sobresalir entre los huecos de la gente. Intentaban convencerme de que me acercara a tí, de que te hablara y te animara, pues este evento era muy importante. Pero yo preferí no seguir sus consejos, y antes de que comenzaras a hacer lo tuyo salí corriendo y me detuve detrás de una pared que lindaba con unas escaleras de metal, ahí en el intemperie. Hacía frío y había mucho viento. Ese resplandor que hay cuando el cielo está nublado lastimaba mis ojos, por lo que bajé la mirada. No estoy segura de lo que hice, pero me llevó mucho tiempo terminarlo. Creo que subía y bajaba las escaleras contando los escalones, o quizás arrancaba florecillas y las despojaba de sus pétalos.. no lo sé. Cuando volví a alzar la mirada ya estaba obscureciendo. Ya no había tanto viento pero se sentía más frío que antes. Entonces recordé que tu estabas adentro junto con el resto de la audiencia, todas esas personas que te quieren y te admiran, todos ahí, disfrutando de lo que tan bien sabes hacer. De pronto una idea pasó por mi mente. Sentí el deseo de estar contigo y decirle a todos que yo te conocía mejor que nadie. Pero entonces volví a mirar el cielo y me dí cuenta que a esta hora probablemente estabas finalizando tu trabajo. Sentí un golpe muy fuerte en el estómago y una lágrima recorrió mi mejilla. Había desperdiciado un gran momento, una gran oportunidad que seguramente no se volvería a repetir. Había dejado ir la unica ocasión que tenia para hacerte saber lo mucho que te aprecio, aún con lo que pasó entre nosotros. Corrí. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron, crucé la puerta de entrada y me inmiscuí entre la multitud, que ya estaba de pié y aplaudiendo. Llegué demasiado tarde. Ya estabas dando las gracias y acomodando tu instrumento en su estuche. Me hice hacia atrás y me senté en el piso. Te despediste de todos y te fuiste. Recargué mi cabeza sobre mis rodillas y observé como la gente se marchaba poco a poco.

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